Pensionistas en pie de guerra


Cuando publiqué el libro “Estudios Laborales” (ed. Dykinson, Madrid, 2003), augurando el hundimiento del sistema español de previsión social, algunos analistas me tacharon de pájaro de mal agüero, de ignorante, mentecato, y no se cuantas cosas más. Como tengo las espaldas anchas, y estoy acostumbrado a recibir patadas, no hice caso, ni siquiera me molesté en contestar. No hay peor desprecio que no hacer aprecio…

Hoy, diez años después, se confirma mi pronóstico: el sistema español de seguridad social es inviable, a medio y largo plazo. El número de beneficiarios no para de aumentar; ahora mismo tenemos más de nueve millones de jubilados e inválidos, mientras que el número de cotizantes tampoco deja de bajar: escasamente dieciséis millones de personas.

Pero es que hay otros dos datos que conviene tener en cuenta: de los dieciséis millones de cotizantes alrededor de tres millones y medio son empleados públicos, y hay otros tres millones y medio de beneficiarios de la prestación contributiva o el subsidio por desempleo, que también cobran de la seguridad social. En resumen, 16 millones de cotizantes tienen que mantener a 16 millones de beneficiarios (jubilados, inválidos, empleados públicos y desempleados).

Al darnos de alta en la seguridad social, podrían poner una casilla con tres apartados, para que elijamos a quien preferimos mantener: un funcionario, un parado o un jubilado…

Pero lo que está claro –lo ve hasta un ciego- es que con esta ratio cotizantes/beneficiarios, el sistema es totalmente inviable, y camina hacía su quiebra total.

Por no hablar de que el indeciso de La Moncloa, que tampoco debe de andar muy bien de la vista, insiste en seguir pagando las pagas extras a los funcionarios y jubilados, aunque para ello tenga que seguir esquilmándonos a los contribuyentes –cada día más escasos-, y gastarse los escasos recursos del fondo de reserva de la seguridad social, que puso en funcionamiento ese gran estadista llamado don José María Aznar.

En resumen, vamos hacía el desastre, y el problema no se soluciona mirando para otro lado, y haciendo como que no pasa nada.

Si desean ampliar su información y formación al respecto, pueden comprar mi libro anteriormente citado. La editorial y yo mismo se lo agradeceremos, pues fue escrito y editado precisamente para aportar algo de luz al debate sobre este asunto.

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