Juristas incultos
No he tenido Maestros en el mundo del Derecho, y bien que lo siento. Arrimarse a un viejo roble da mucha vitalidad, e incluso una plaza de profesor titular de universidad, como mínimo, sobre todo si el roble, digo el Maestro, es alguien en su área de conocimientos, aunque sea un perfecto imbécil.
Como decía un viejo profesor, que ya está criando malvas, el problema de ser independiente es que no te apoya nadie, y te vienen las hostias por todos los lados. Acabas sonado, como los boxeadores, a base de golpes.
Pero también te permite ver las cosas con claridad, sobre todo cuando los árboles no te impiden ver el bosque, o el bosque no te dificulta encontrar el único camino posible, que es la búsqueda de la verdad.
Cuando entré en el mundo del Derecho, procedente de una carrera también jurídica, pero menor, Graduado Social, pensaba, en mi ingenuidad, que los abogados, profesores universitarios, jueces, fiscales, etc., eran personas de una gran cultura, y una curiosidad intelectual universal, pero luego he visto la cruda realidad… La mayoría son auténticos analfabetos culturales, creen que el Derecho es el ombligo del mundo, y en realidad no les falta razón, y pasan olímpicamente de adentrarse en otras ciencias y áreas de conocimiento, que les ayudarían a entender y comprender más y mejor la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
Es sorprendente ver que una persona que ha estado cinco años estudiando una carrera universitaria –ahora cuatro-, y varioS años preparando oposiciones, o ejerciendo la pasantía para adentrarse en el ejercicio práctico del Derecho, normalmente suele ser bastante ajeno a todo lo que no tenga que ver con su especialidad.
Como decía un sabio antiguo, cuyo nombre no recuerdo, y bien que lo siento (puedo que fuera Hipócrates, pero no estoy seguro), “el médico que sólo sabe medicina, ni medicina sabe”. Pues bien, parodiando a dicho sabio, en mi caso desde la altura del betún, debemos decir con toda claridad que el jurista que sólo sabe Derecho, ni Derecho sabe.
Desgraciadamente lo que dice el señor Grau es bastante cierto.
Quienes hemos tratado por motivos profesionales con muchos juristas, de diverso pelaje y condición, jueces, abogados, fiscales, secretarios, procuradores…, nos hemos quedado sorprendidos de ver que si dejan de hablar de temas jurídicos, la mayoría de ellos son unos patanes normales y corrientes.
Parece obvio que un jurista tiene que tener una cultura enciclopédica, pues todo va unido, y el Derecho se extra de la historia, de la costumbre, de nuestros antepasados romanos, de la religión católica que la mayoría profesamos, y la práctica totalidad de nuestros antepasados, etc.
El comentario sobre la Universidad es muy real y verdadero. Es una auténtica vergüenza como se consiguen las plazas de profesores titulares en las Universidades Públicas: haciéndole la pelota al Catedrático correspondiente.
Mientras las universidades no dejen de ser unas Instituciones que siguen ancladas en la Edad Media, la sociedad española tendrá muy difícil el progreso, y en cualquier caso deberá hacerlo a espaldas o al margen de las Universidades Públicas…
El mundo del Derecho es cerrado y endogámico, como el Ejército. Soís una casta… Los apellidos se repiten. Hay despachos de abogados abiertos hace décadas, dónde se suceden las generaciones familiares.
Normalmente el jurista tiende a mirar a los demás por encima del hombro, pues él se cree en posesión de la verdad, de su verdad, sin darse cuenta de que el Derecho evoluciona, al compás de la sociedad.
Es lo que sucede con el aborto, por ejemplo, o el derecho de huelga. Hace décadas eran delito, posteriormente se pasó a una fase intermedia de tolerancia, de permisividad social, y ahora están ya reconocidos como auténticos derechos…
Aunque el aborto sea un crimen, desde el punto de vista del Derecho Natural y de la Ley de Dios.