Las bolsas del personal contratado
Cuando explico a mis alumnos el tema del empleo público, les digo que hay dos clases de funcionarios: por oposición y por ocupación. Me miran con sorpresa, pensando que estoy como una cabra, hasta que les explico la realidad, y es que no me gusta ocultar la verdad a nadie. Y entonces me dan la razón, sobre todo si son personas adultas y conocen, también, como funciona la sociedad española.
Hoy en día tenemos más empleados públicos por ocupación que por oposición. Y hablo de empleados, no de trabajadores, pues muchos de ellos no pegan palo al agua, pues realmente no tienen nada que hacer, ya que están allí simplemente como enchufados del partido político correspondiente, liberados para poder dedicarse a la actividad política, con la tranquilidad que da tener un salario fijo mensual con el que poder vivir dignamente.
Se han inventado múltiples sistemas para crear estas plazas de “comisarios políticos”, desde asesores hasta personal eventual, de confianza, etc. Y, por supuesto, puestos funcionariales de un determinado nivel en los que se puede nombrar a personas ajenas a la administración correspondiente, desde numerosas direcciones generales hasta vice consejerías, asesores técnicos –aunque no sepan hacer una o con un canuto-, etc. La cuestión es colocar a los amigos y correligionarios, por cuenta del erario público. La administración como botín del partido ganador…
Independientemente de lo anterior, muchas veces hace falta personal para cubrir interinidades, sustituciones, contrataciones temporales, que no requieren la creación de una plaza fija, dado su carácter transitorio, etc. En estos casos se acude a las bolsas de personal contratado, constituidas al efecto, y en donde deberían primar los principios constitucionales de publicidad, igualdad, mérito y capacidad.
Principios constitucionales que son los más violados de nuestro ordenamiento jurídico, pues la mayoría de esas bolsas, por no decir todas, funcionan con escasa transparencia, los llamamientos a trabajar se producen con muy poca publicidad, etc. Y los criterios para su funcionamiento suelen primar la antigüedad en el servicio, con lo cual las personas que llevan más tiempo en la bolsa correspondiente, acaban convirtiéndose en una suerte de funcionarios por ocupación, pues no hay forma de echarles o desplazarles, en demérito de las nuevas incorporaciones, muchas veces con mayor capacidad y mérito que ellos.
Esta situación ha sido obviada y corregida por alguna bolsa, como la de Correos, donde la persona de la bolsa que se incorpora al trabajo pasa luego a ocupar el último lugar de la misma, lo que da lugar a que todos tengan la posibilidad de trabajar, y el organismo correspondiente disponga de más personal capaz de hacer una sustitución.
En Aragón el Servicio Aragonés de Salud acaba de publicar la Resolución de 26 de febrero de 2014 (BOA del 10 de marzo), por la que da instrucciones en materia de ceses cuando haya varios nombramientos eventuales y existan plazas sin cubrir, y dispone que cesen primero los que más antigüedad tengan…, lo que no me parece un criterio desacertado, y ello por varios motivos:
1. Para evitar la existencia de funcionarios por ocupación, que impidan o dificulten el acceso a empleos públicos de nuevos candidatos, con más méritos y capacidad que ellos, a excepción de la antigüedad.
2. Porque son las personas que más prestación contributiva por desempleo podrán cobrar cuando ceses, debido a que tienen más tiempo cotizado, y ello les permitirá seguir viviendo hasta que consigan otro empleo.
3. Es una forma de distribuir equitativamente en la sociedad el escaso trabajo público existente, teniendo en cuenta que el acceso a los empleos públicos es un derecho para todos los españoles, ya que son los únicos trabajos a los que podemos acceder en igualdad de condiciones, puesto que las empresas privadas contratan a quien quiere, sin que haya libre concurrencia ni nada por el estilo.
Obviamente los sindicatos médicos, paramédicos y asimilados, han puesto el grito en el Cielo, pues para ellos el criterio lógico hubiera sido cesar primero a los más modernos, de forma que los funcionarios por ocupación pudieran seguir trabajando hasta que se extinguieran, como los dinosaurios, bien por muerte natural, jubilación o cataclismo universal.
Como pueden ver, nada tengo contra el actual Gobierno de Aragón, y les felicito por esta iniciativa, que espero se extienda cuanto antes a la totalidad de las bolsas existentes en España, como forma de revitalizar y rejuvenecer el servicio público, con las personas más capaces y meritorias, tal y como proclama nuestra Constitución.
Publicado en Heraldo Sanitario de Oregón (15/05/2015)
La mayoría del personal contratado, interino, eventual, etc., son enchufados, y digo la mayoría por no decir todos…
El PP podría haber aligerado el gasto público prescindiendo de todo este personal, pero el único que lo ha hecho fue Gallardón, en el Ministerio de Justicia.
El resto de ministros y ministerios, es decir, casi todos, no solamente les han mantenido, sino que han aumentado su número.
Al día de hoy, las administraciones públicas tienen más empleados que hace cuatro años. ¡Esta es la gran herencia de Rajoy! Pero claro, no conviene aumentar el paro. Incluso en estas fechas se está aumentando la contratación temporal en numerosos organismos oficiales, para «maquillar» las cifras del paro, con vistas a las próximas elecciones generales.
Es lo que tiene estar gobernados por POLÍTICOS FUNCIONARIOS, que no tienen ni idea de la realidad de la vida, de lo duro que resulta ganarse en pan de cada día, y que piensan que hay que estrujar a los contribuyentes hasta su extenuación, sin darse cuenta de que están terminando con la gallina de los huevos de oro…
¿De que piensan vivir cuándo haya menos trabajadores en el sector privado que en el público…?
Los enchufismo es algo indignante, por que hoy son los del PP, pero no nos engañemos la maquibna del enchufismo la abrió precisamente el PSOE hace unos dias un alcalde se permitió el lujo de decir que el habua metido a muchos a trabajar en el ayuntamiento » por cojones» y se quedó tan pancho.
Los enchufismos no nos engañemos han exitido desde el principio de la humanidad, pero al mnos antes se pedia dejar bien al recomendador siendo ejemplar, ahora no se pide nada solo que no te pille ni robando, ni vagueando y ahí reside el mal
Creo que las administraciones deberian aligerarse a marchas forzadas
Doña Francha, totalmente de acuerdo con «que las administraciones deberían aligerarse a marchas forzadas».
Yo vivo en Zaragoza capital, y cada vez que tengo que ir al Ayuntamiento, a ese palacio de invierno de la Gerencia de Urbanismo, con mármol y granito a derrochar, y la cafetería siempre llena de funcionarios (que por lo visto tienen poco que funcionar), me pongo mala.
Por no hablar de la DGA, que ese ya es otro mundo, pues cuándo vas a preguntar por alguien, la mitad de las veces no está dónde tiene que estar, en su jornada laboral… Y te dicen que ha salido a desayunar, está de Moscosos, está haciendo un curso, está de baja, o lo primero que se les ocurre, para justificar su ausencia.
¿Es que nadie le controla realmente? Pienso que no, pues sino no se explica.
Yo creo que sobra la mitad de los empleados públicos que tenemos, más o menos. Y además, esa pesada losa sobre nuestras cabezas impide el crecimiento económico y la creación de empleo, pues son tantos los impuestos que hay que pagar, que disuaden a cualquiera de emprender un negocio, que más que un negocio terminará siendo una ruina.
Correos es la única Administración Pública, al menos que yo sepa, dónde la persona que es contratada, cuando cesa pasa al final de la lista, con lo cual la bolsa va corriendo.
Hacer unas bolsas dónde los nombrados vuelven al puesto que ocupaban, en ocasiones incluso mejorado, con los nuevos «méritos» asignados por los servicios prestados, es totalmente contrario a los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, al menos en mi opinión.
El escaso empleo público existente debe de ser repartido entre todos los ciudadanos que reúnan los requisitos correspondiente, y yo votaré al partido que así lo determine, sea el PP, PODEMOS o cualquier otro.
El problema de fondo es que estas bolsas son la ADMINISTRACIÓN PARALELA, la PLANTILLA B de las Administraciones Públicas, y forman parte del «botín» de los partidos ganadores, como dice el autor.
Ahora hay 50 cargos de confianza en la DGA (realmente son 300, pero ya sabemos que el Panfleto de Aragón siempre dice medias verdades), con dos partidos en el poder, pero cuándo sea un tripartito o un cuatripartito, la cifra de asesores y personal de confianza se duplicará, y sino, al tiempo.
Hay que colocar a dirigentes de los partidos sin ocupación, familiares directos, queridas y queridos, que de todo hay en la viña del señor…