Ya les suspenderá la vida pero mientras tanto aprueban copiando
Mi hijo es estudiante universitario, de una carrera de letras, como es Derecho, en donde prima el memorismo a ultranza, lo que es ideal para copiar.
Según me cuenta, algunos avezados compañeros invierten más de mil euros en adquirir un minúsculo dispositivo electrónico, que se introducen en el oído, con ayuda de unas pinzas, y que les permite comunicarse con otro compañero, que en la tranquilidad de su casa, les va contestando –apuntes o libros en la mano, por supuesto-, a todas las preguntas de examen.
Y con este sistema algunos compañeros suyos están obteniendo calificaciones notables, e incluso sobresalientes, mientras que él se mata los cuernos estudiando mucho, la verdad…
Yo le digo para animarle: “no te preocupes, que ya les suspenderá la vida”, pero él me contesta diciendo que sí, pero que mientras tanto van aprobando, y en ocasiones obteniendo mejores calificaciones que las suyas. “Sólo falta que también copien en las oposiciones” me explica, y la verdad es que no se que decirle, pues razón no le falta.
¿Conoce la Universidad de Zaragoza esta situación? Quiero pensar que si. Y de ser así, ¿cómo no hacen nada para evitarlo?
Creo que hay unos aparatos inhibidores de los móviles que impedirían este envío de las respuestas correctas, al quedar bloqueados –supongo- esos audífonos o como se llamen, que reciben las contestaciones correctas a las preguntas planteadas.
O, como die mi hijo, que las preguntas no fueran memorísticas, sino de pensar, de resolver problemas, que sirvieran para demostrar si se habían entendido los conceptos, instituciones jurídicas o teorías preguntadas, en definitiva, que no fueran fácilmente transmisibles con la simple lectura de un manual de la asignatura o de unos meros apuntes de clase.
El asunto es importante, pues hay estudiantes universitarios dignos de tal nombre, que pasan nueve meses al año acudiendo a las clases, participando en las prácticas, estudiando, memorizando, acudiendo a tutorías a preguntar dudas, etc., mientras que aquellos zánganos que se pasan el curso en el bar y por los pasillos, al final consiguen mejores notas que los alumnos trabajadores, lo que lógicamente les provoca una gran frustración, desánimo y pasotismo.
Ya les suspenderá la vida, si, pero mientras tanto figuran por delante de los alumnos que realmente trabajan, y sudan sus calificaciones…
España es así. ¡Al éxito con el mínimo esfuerzo! ¡Empleos públicos por enchufe, o copiando en las oposiciones correspondientes! Marca España.
Y el que va por derecho, trabajando honradamente, como mi hijo, que se joda. Haber nacido en otro país.
Publicado en Rambla Libre, Heraldo Sanitario de Oregón y El Librepensador (05/10/2016) y Sierra Norte Digital (09/10(2016)
Es muy lamentable que una universidad tan seria como la de Zaragoza -por lo menos en teoría-, permita estas «prácicas», que tanto desprestigian los títulos que posteriormente expiden.
Si a ello se une que al parecer es «habitual» utilizar a «negros» para escribir las tesis doctorales, no sólo en Zaragoza, sino en toda España, como ayer denunciaba el diario «El Mundo», se comprenderá porque, hoy en día, la mera posesión de un título universitario no es garantía de nada.
Bueno, si, me equivoco: garantiza que se han tenido los miles de euros necesarios para comprarlo, igual que se compra un coche, por ejemplo…
Desgraciadamente vivimos en una cultura en la que impera la ley del mínimo esfuerzo, por lo que no son extraños casos como el que cuenta.
¡Qué puede esperarse de una sociedad enferma, que todo lo cifra en el enchufe, la prebenda, la recomendación, en lugar de en el esfuerzo personal, el trabajo bien hecho, el mérito y la capacidad!
Lamentable que los titulos universitarios se muevan entre pillos y dineros, no es buena señal por que los que se mueven por esos parametros luego son los mas inutiles La mayoria de las tesis no las hacen investigan los que deben sino los negros y despues ni siquiera se acuerdan de ellos en sus largas dedicatorias Una parctica que debe ser desterrada yo creia que eso era solo parte de mi infancia, pero veo que sigue aunque mas sotidficado quye en mis tiempos