En la muerte de tres héroes turolenses


El reciente asesinato de dos guardias civiles y un paisano en la provincia de Teruel, nos ha conmovido a todos, tanto por la juventud de los asesinados, como por el fracaso de las políticas de control de la emigración ilegal, y de los delincuentes extranjeros, que pululan por nuestras ciudades y pueblos.

Aquí ha venido lo peor de cada casa. Y una vez que están dentro de la Unión Europea, se desplazan tranquilamente de país en país, y al final acaban recalando la mayoría en España, pues esta nación es el paraíso de los delincuentes: es el único país del mundo donde los delincuentes tienen más derechos que sus víctimas.

Es de justicia reconocer su enorme sacrificio por la seguridad pública, tanto por parte de los dos guardias civiles, don Víctor Romero Pérez y don Víctor Jesús Caballero Espinosa, que habían asumido profesionalmente ese riesgo, como por parte del civil, don José Luis Iranzo, digno nieto del “Pastor de Andorra” que no tenía necesidad alguna de sacrificarse por los demás, pero sí quiso colaborar en la erradicación de la delincuencia del medio rural. ¡Vaya para todos ellos mi mayor reconocimiento, así como para el siempre sufrido Cuerpo de la Benemérita!

Lo que ha sucedido, por desgracia ya ha pasado, y no podemos darle más vueltas. Pero si deberíamos reflexionar sobre sus posibles causas:

  1. Un descontrol total de la entrada de extranjeros, que con el “argumento” de que son refugiados políticos, el que no viene a España, es porque no quiere.
  2. El exceso de ayudas sociales a personas que no han contribuido absolutamente nada a nuestra Hacienda y Seguridad Social. Si seguimos manteniendo entre 8 y 10 millones de extranjeros a nuestra costa (de los que solo un millón y medio trabajan regularmente, cotizando a la seguridad social), no se sabe cuánto tiempo podrá durar esta situación, pues también tenemos que soportar sobre nuestras espaldas a tres millones y medio de empleados públicos (una buena parte enchufados), y medio millón de políticos profesionalizados, es decir cobrando un sueldo, por no hablar de los diez millones de pensionistas e inválidos…
  3. Un despliegue territorial de la guardia civil en la provincia de Teruel –y seguramente en muchas otras- totalmente erróneo. Roldán, el comisionista, ordenó la construcción de un gigantesco cuartel en Teruel capital (que no pasa de ser un pueblo grande, con unos 35.000 habitantes), acuartelando allí a varios centenares de agentes, mientras que en el medio rural se han cerrado la mayoría de los cuarteles.
  4. ¿Sabían ustedes que hay zonas de la provincia de Teruel donde el cuartel más próximo está a 70 kilómetros…? Pero no de autopista o autovía, sino de unas siniestras carreteras provinciales o autonómicas, de forma que el desplazamiento “operativo” puede suponer una hora u hora y media, dependiendo de las inclemencias del tiempo, de la nieve, las heladas, etc., sobre todo en las épocas invernales.
  5. Por lo tanto, Teruel es un paraíso para las mafias, organizaciones de delincuentes o, simplemente, criminales huidos de la acción de la justicia, como el asesino en cuestión.
  6. Son frecuentes además, y cada vez más, los atracos a bancos y empresas, perpetrados por delincuentes procedentes de la comunidad valenciana o de otras zonas de España, en ocasiones incluso presos que disfrutan del permiso de fin de semana, y aprovechan para dar un golpe…

En fin, estamos recogiendo lo que hemos sembrado. Los políticos de turno han dejado las zonas rurales en manos de los delincuentes.

La guardia civil es un elemento disuasorio de primer orden de la delincuencia en el medio rural, y no puede ni debe medirse su operatividad por el número de atestados instruidas, o de personas detenidas, sino por la enorme labor preventiva que realizan.

Su sola presencia sirve para alejar a los malhechores y evitar muchos delitos, además de dar seguridad a quienes soportan las duras condiciones de vida del medio rural, y los que somos de pueblo lo sabemos perfectamente.

¡Vivan los tres héroes de Teruel, y Viva la Guardia Civil!

(Por cierto, don José Luis Iranzo debería ser nombrado guardia civil honorario. Lo merece).

Publicado en Alerta Digital (17/12/2017), El Muro del Pueblo Español, La Tribuna de Cartagena y Heraldo Sanitario de Oregón (18/12/2017) y La Tribuna del País Vasco y Sierra Norte Digital (19/12/2017)

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