El Tribunal de Cuentas: otro que tal baila… en la corrupción


El diario La Razón, ya saben ese que…, publica un interesante artículo (AQUÍ) que firma Ricardo Coarasa, en el que afirma que “el Tribunal de Cuentas rechazó pedir información al Gobierno sobre adjudicaciones a la «trama Koldo», porque una consejera elegida a propuesta del PSOE inadmitió en 2021 la denuncia contable de un abogado al no apreciar un daño «real y efectivo» a los caudales públicos”. Ahí es nada.

Estamos ante un caso muy similar al ocurrido con nuestro compañero de fatigas en esta benemérita web, Ramiro Grau Morancho, que a pesar de haber interpuesto varias denuncias sobre el choriceo sociata de los Ábalos y demás, nadie le hizo caso hasta que, pasados varios años, la cosa ha saltado por los aires porque las evidencias son, como fueron siempre, palpables.

Ahora le toca el turno al Tribunal de Cuentas, que, si lo afirmado en el artículo es verdad, y a nosotros nos lo parece porque el articulista es persona seria, nos topamos con otro organismo funcionarial que no funciona y no lo hace porque de nuevo está formado por paniaguados que lo deben todo, o al menos ellos así lo quieren, a sus sectarismo ideológico, haciendo ascos a su deber funcionarial que es en realidad por el que cobran… de nuestros impuestos, claro.

¿Para qué sirve el Tribunal de Cuentas en una nación en la que las cuentas no cuadran porque si cuadraran no nos ahogaríamos en este océano de corrupción? ¿Para qué sirve el contable si está en el ajo como parece? Para nada, o, peor aún, para encubrir esas aguas fecales de ese océano de mierda que es la corrupción en el cual nos ahogamos los ciudadanos de a pie mientras los corruptos abren las esclusas para que crezca más y más, y mientras los que en realidad tienen el poder de cerrarlas, o sea, los funcionarios, no hacen nada para ello, sino todo lo contrario.

La corrupción material, ahí otra moral que suele anteceder a ella, no se debe tanto al politiquillo corrupto, como a la pasividad, cobardía o interés creado de la masa funcionarial, de esos españoles que van cada día a su oficina a hacer el trabajo administrativo para el que les pagamos con nuestros impuestos, que acceden a su curro por una oposición por lo que nada deben al chupóptero de turno, pero que por unas cosas u otras, y ninguna buena, se someten a él cual sumisos esclavos, en vez de actuar como lo que son: el primer y más importante muro de contención de la corrupción que esos politiquillos, de los más gordos a los menos, llevan a dónde van porque no de otra forma podrían llegar a dónde llegan.

El Tribunal de Cuentas es, según el artículo, otro organismo más que no sólo no cuenta, sino que, además, favorece la corrupción y, como tantos otros de la administración triple de sufrimos –gubernamental, autonómica y municipal–, son, en realidad, los pilares de esa metástasis que nos corroe, de la que sólo salen algunas puntas del iceberg que forman, y cuyas dimensiones no podemos aún ni imaginar, pues por mucha fantasía que le pongamos, la realidad, como siempre, la supera, sin duda, y con creces.

ENRÍQUEZ DE AGUILAR

Publicado en El Español Digital (29/03/2024)

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  1. Antonio |