Rajoy dice que no hay margen para bajar impuestos…


Nuestro amado presidente nos dice que nos quiere tanto que no solamente no puede bajarnos los impuestos, sino que los va a sufrir en breve. Otra vuelta de tuerca al programa electoral del PP, que sigue al pie de la letra la cínica frase de Tierno Galván, que decía más o menos que los programas se hacen para engatusar al electorado, pero no para cumplirlos. Vamos, que no eran un contrato sinalagmático con obligaciones para ambas partes, y que el partido correspondiente quedaba relevado de cualquier compromiso una vez que había obtenido el voto del incauto elector…

Como al señor Rajoy, al parecer, le resulta imposible encontrar margen para rebajar la, a todas luces, excesiva presión fiscal, voy a sugerirle, sin ánimo exhaustivo, algunos márgenes para poder rebajar impuestos, y, de paso, dejar de estafar a sus electores, entre los cuales me encuentro.

Yo empezaría enviando a su casa a la totalidad del personal interino, contratados laborales temporales, personal de libre designación y confianza, asesores, etc. Algunas malas lenguas hablan de que hay unas 500.000 personas en esta situación.

Es evidente que aumentaría el paro, posiblemente hasta los siete millones, pero a grandes males, grandes remedios.

Estoy seguro de que la mayoría de estas personas, dada su alta formación, capacitación y experiencia –espero entiendan la ironía-, encontrarían fácilmente empleo, o se convertirían en nuevos empresarios o falsos autónomos, es decir, de los que trabajan por cuenta ajena, pero bajo su propia organización y responsabilidad.

Vendería, regalaría o cerraría, según los casos, la práctica totalidad de las más de cuatro mil empresas públicas existentes en España, pues es obvio que las administraciones públicas no están precisamente para hacer competencia a la iniciativa privada…

Reformaría la Constitución, suprimiendo el Senado, ese gigantesco cementerio de elefantes que sólo nos cuesta dinero, pues no sirve más que para dar acomodo a políticos desahuciados, prejubilados y gente de la que los partidos respectivos quieren librarse, poniéndolos en un sitio donde no estorben.

Y suprimiría también las 38 diputaciones provinciales subsistentes, jubilando anticipadamente a los funcionarios que se pueda, y traspasando el resto a los gobiernos autonómicos y ayuntamientos.

Obligaría por ley a la fusión por integración de todos los pequeños ayuntamientos en otros más grandes, como mínimo de mil habitantes, y especialmente de aquellos con más deudas, respetando la autonomía de los más saneados, que hayan demostrado saber gestionar eficazmente sus intereses.

¿Seguro que no hay margen para bajar impuestos, señor Rajoy, o es que no quiere perjudicar a los suyos, en el reparto del “botín”, en forma de empleos públicos, empresas que arruinar y administraciones que mal gobernar…?

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