El PP es el mal menor


Mis amigos de derechas, que lo son casi todos, andan estos días preocupados por el malestar ciudadano contra el PP, y la previsible pérdida de votos que se va a producir en las próximas elecciones generales (aunque el primer sopapo se lo van a dar en las europeas, y luego en las municipales).

Piensan, y seguramente no les falta razón, que el próximo gobierno será de izquierdas, fruto de una coalición entre el PSOE e IU. Me proponen que vote al PP, como mal menor, pues aunque reconocen que les ha defraudado totalmente, dicen que por lo menos son de los nuestros…

Mi problema es que yo ya no se si soy de los nuestros, como decía don Gonzalo Fernández de la Mora. Que distinto de don Pío Cabanillas, que cuando se celebraban las elecciones generales siempre preguntaba: ¿Quiénes hemos ganado? Dos concepciones totalmente distintas de la política; la política como fin, en el primer caso, o como medio en el segundo.

Yo ya no creo en la teoría de los males menores. Si tienen que venir males, pues que vengan, y ya les haremos frente. Si empiezas cediendo la parte por el todo, al final terminas cediendo en todo. Es lo que nos está pasando con Gibraltar, por ejemplo, con tantas concesiones a los hijos de la Gran Bretaña –suponiendo que sean hijos suyos-, o lo que está haciendo ese presidente inane de lo que queda de España, que se llama Rajoy.

Seguimos teniendo la misma ley pro abortista del septenio negro zapateril, y “gracias” a ella cada año son asesinados más de cien mil niños.

Hemos borrado de las calles nombres heroicos de nuestra historia, y cambiado la denominación por nombres de personas que eran muy conocidas en su casa a la hora de comer, o, simplemente, de izquierdas, dentro de esa política revanchista del incompetente de León.

Pero Zapatero, con sus defectos, que realmente eran todos, al menos tenía una idea de lo que quería: imponer las ideas de media España sobre la otra mitad, dividir a la sociedad, volver al revanchismo histórico de los perdedores de la guerra civil, ir eliminando la influencia de la Iglesia en la sociedad española, etc.

En el caso de Rajoy, tras dos años de mandato, yo sigo ignorando hacía dónde vamos, cuáles son sus aspiraciones políticas, si es que tiene alguna, además de permanecer en el poder hasta que se jubile.

Es el típico gallego, que no sabes si va o viene, si sube o baja. Por de pronto no ha cambiado ninguna de las leyes ideológicas del zapaterismo, con lo cual da igual que mande el PP o que lo haga el PSOE, pues la orientación política filo izquierdista sigue en marcha, con la proa a toda vela.

Apoya la alianza de civilizaciones. Mantiene colocadas –mediante empleos comprados con subvenciones millonarias- a las ex ministras más inútiles de la historia de España, que ya es decir. Condecora con grandes cruces a los ex ministros de un gobierno que hundió España, dejándola a la altura de las alcantarillas… En fin, para que seguir.

Que vengan los males. A grandes males, grandes remedios. Por lo menos sabremos quienes son nuestros adversarios (ya que los enemigos suelen ser los del mismo partido, en el caso de quienes militen en alguno).

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  1. pedro |
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