Carta a Ramiro Grau Morancho


Le escribo porque hay algo que me ronda la cabeza últimamente y dado que sigo sus escritos de opinión (los cuales, aparte de una verdadera joya, con el corazón en la mano se lo digo, me parecen los únicos imparciales de verdad que hay en estos momentos), me gustaría compartir con Vd. un par de reflexiones que me esquilman a más no poder.

Le comento. Como la situación laboral en España en general y aquí en Aragón en particular está como está (o sea sé, terminal, hablemos claro), he tenido que ponerme (a mis años) a empollarme unas oposiciones a administrativo del Estado (nunca jamás en mi vida me ha gustado el estilo de trabajar de la administración pública, por lo que la gaita para mí es doble).

El caso es que, como a todos, a mí siempre me han estado bombardeando con información sobre si las oposiciones son el sistema de elección libre más justo posible teniendo en cuenta que se basa en los principios de igualdad, mérito y capacidad, etc., lo cual yo, ingenuo de mí (cada día lo voy siendo menos, me imagino que por la experiencia y el par de canas que ya empiezo a peinar), pues me lo creía. Y por mí perfecto.

Pero llego a mi nuevo puesto de trabajo donde comparto espacio público con casi otros 100 funcionarios públicos, y los primeros días muy bien, me presentan a la gente, vamos hablando, etc. Al cabo de mes o mes y medio me entero de que la mayoría están pendientes de regularización de empleo pues entre el 75-90% son interinos o personal laboral.

¡¡¡ENTRE EL 75-90%!!!

Si no fuese porque lo oí de sus propios labios (no tienen miedo ni vergüenza alguna de reconocerlo por otra parte), NO me lo habría creído nunca.

Es decir, hay que ser muy ingenuo (yo lo era por desgracia) para no atisbar que en la administración pública, al igual que en el sector privado y en todos los aspectos de la vida, hay gente con y sin padrino. Y yo conocía de antemano la figura del interino y del personal laboral…Pero, leches, una cosa es que en un momento dado por motivos de extrema necesidad para cubrir un determinado puesto se haga un llamamiento en petit comité, y otra muy distinta es que aquí hay casi 100 personas y tenemos la oposición sacada limpiamente tres y el de la guitarra, porque hay hijos, hermanos, tíos, sobrinos, padres, cuñados, suegros y compañeros de mus de todo quisque acaparando una función que debería ser pasando una criba (como hemos hecho los cuatro tontos que hemos aterrizado los últimos). Además, creo recordar que tanto interinos como personal laboral tienen un máximo de un año prorrogable por otro para finiquitar el contrato (y aquí la mayoría de los susodichos llevan desde que Napoleón estaba de imaginaria en la mili). De modo que no solamente han entrado a dedo sino que además llevan aquí una eternidad injustificable se mire por donde se mire.

No sé porque, pero me juego el cuello (y no lo perdería) a que esto (espero que no con porcentajes tan altos, espero) sucede en el resto de «indispensables» (menudo derroche en época de crisis, y aún dicen de convocar más plazas, me gustaría saber cómo van a hacer frente a las pensiones de los funcionarios que salen, más los sueldos de los funcionarios que entran, más el resto de jubilaciones del país, más los servicios sociales, más etc., cuando la deuda de España supera ya en tres o cuatro puntos porcentuales su PIB, lo cual es una quiebra nacional y una bancarrota como un pino se mire por donde se mire y se mienta como se mienta para apaciguar a las masas) centros públicos de las 17 maravillosas autonomías que tenemos.

Como le comentaba al principio, sigo de cerca sus artículos, y me encontré el otro día con el de «Jueces sustitutos o jueces prostituidos», el cual, como todo lo que Vd. escribe me pareció canelita en rama (no es peloteo, se lo digo con la mano en el corazón).

Por un lado me encantó como está escrito, pero por el otro, me puse a hacer cábalas, y en fin, que llevo el run run todo este tiempo desde que lo leí y quería comentar un par de cosa con el autor en persona.

Lo primero que me llamo la atención fue que las figuras en judicatura se reparten entre:

-Jueces con la oposición aprobada legalmente

-Jueces por el cuarto turno (SIN LA OPOSICIÓN)

-Jueces sustitutos (SIN LA OPOSICIÓN)

Y dado que en España, actualmente hay 5.500 jueces en activo, y según datos del propio CGPJ de su página web (cualquiera puede comprobar estos datos desde su móvil mientras va en el autobús):

-Hay aprox. unos 1.000 jueces sustitutos en la actualidad (1.000/5.500 hace un 20% del total de la judicatura que NO tiene la oposición aprobada)

-El cuarto turno se reserva para juristas de reconocida competencia etc. y según el CGPJ hay actualmente unos 1.200 jueces por el cuarto turno en la actualidad (1.200/5.500 hace casi un 25% del total de la judicatura que NO tiene la oposición aprobada)

-Se entiende que los 2.300 restantes han entrado por la oposición limpiamente y sin triquiñuelas baratas (se sobreentiende, pues también hay casos en los que secretarios judiciales y otros aprueban oposiciones a juez de distrito que es la quinta parte del temario de la judicatura y pasan «milagrosamente y sin ayuda de nadie»), pero como no quiero ponerme excesivamente paranoico les voy a otorgar el beneficio de la duda a todos ellos (2.300/5.500 son el 55% del total de la judicatura que han aprobado limpiamente las oposiciones, o eso creo)

La cuestión es que hay 1.000 jueces sustitutos (el 20% del total) y 1.200 jueces por el cuarto turno (el 25% del total) lo que da un total de 2.200 jueces (el 45%) que NO tienen la oposición sacada «limpiamente»

Es decir que el 45% del total de la judicatura (o sea, CASI 1 DE CADA 2 JUECES en España) NO tiene aprobadas unas oposiciones en regla.

Pasemos ahora al caso de los fiscales.

Indagando en Internet con el móvil, me encuentro el artículo «Faltan fiscales en España, uno de cada tres es eventual» de «El Confidencial».

Ya empiezo a fruncir el ceño. Pero lo frunzo todavía más cuando leo el primer párrafo de la noticia.

En el susodicho se habla de que el 28,4% o casi 1 de cada 3 fiscales en España es eventual (SIN OPOSICIÓN).

Pero un par de líneas más abajo leo que en España hay un total de 2.553 fiscales de los cuales 1.010 NO tienen la oposición sacada.

En principio quise entender que los fiscales eventuales van y vienen como la brisa y por tanto y en consecuencia esa cifra de 1.010 era contando a todos los que habían pasado SIN oposición el último año.

Pero NO. Del total de 2.553 fiscales que ejercen actualmente en España, hay 1.010 trabajando en la actualidad que NO tienen la oposición sacada frente a 1.543 que (quiero suponer, aunque con mucho recelo, pues una vez que descubro que alguien me miente, tengo serias dificultades en volver a confiar en nada de los que salga por su boca, ya sean verdades universales e indiscutibles, como que el agua hierve a 100º C a una atmosfera de presión o que el día y la noche se suceden el uno al otro) SI que la han aprobado.

Y es aquí cuando me cabreo. Vamos a ver, en el encabezado pone que un 28,4% o 1 de cada 3, pero ya no sé si es porque la LOGSE está causando serios estragos a los periodistas actuales, o que el autor no tenía en el momento de redactar su artículo una mísera calculadora de bolsillo a mano, o simplemente que como saben que la mayoría de la gente se queda con los titulares sin recabar en la noticia más allá se permiten el lujo de falsear los datos y las cifras vergonzosamente y a placer.

1.010 fiscales SIN oposición sobre un TOTAL de 2.553 fiscales no son el 28,4% sino el 40% y no son 1 de cada 3, sino casi 1 de cada 2.

Resumiendo:

-Del total de la judicatura actual en España (5.500 jueces), hay 2.200 (el 45% o casi 1 de cada 2) que NO tienen una oposición sacada frente a 2.300 que quiero entender que sí (con muchas dudas)

-Del total de los fiscales actuales en España (2.553 fiscales en activo) hay 1.010 que NO tiene un oposición sacada frente a 1.543 que quiero entender que sí (también con muchas dudas)

-Es decir que entre el 40-45% de todos los jueces y fiscales de España en la actualidad NO tienen la oposición sacada, lo que se traduce en casi 1 de cada 2 jueces y 1 de cada 2 fiscales

Esto es lo que deduzco de los artículos arriba mencionados y de los datos que los corroboran de la página web del propio CGPJ.

Es decir, que yo, iluso de mí, creía hasta hace un par de años, tal y como me venían repitiendo desde que era un mocoso (ya ha llovido), que las oposiciones eran la criba más meritocrática y tal y pascual.

Y ahora me doy de bruces contra una realidad que no me gusta nada en absoluto, es decir, que no solamente los administrativos y auxiliares (la escala más baja de la administración pública) se haya copada por personal interino y laboral (SIN las debidas oposiciones sacadas), sino que me encuentro con el tercer poder del Estado (el judicial y fiscal) en los que CASI LA MITAD del total de jueces y CASI LA MITAD del total de fiscales que ejercen en España en pleno año 2019, NO tienen tampoco la oposición sacada (siendo como son, la cúspide de la administración estatal), lo cual me resulta de vergüenza ajena y hace que me pregunte si lo que se intenta es politizar con los familiares, amiguetes y demás el (hasta ahora) único poder de los tres en el que se accedía por méritos propios (o eso creía yo).

Pero ahora resulta que me encuentro con artículos como los suyos, con las estadísticas que los corroboran del propia CGPJ y empieza a hervirme la hemoglobina dentro de las venas que es un primor.

Y lo que la masa mayoritaria de españoles no ven (o parecen no ver) es lo peligrosísimo que es sustituir a jueces y fiscales justos, meritorios y equitativos por (llamemos las cosas por su nombre) directamente comisarios políticos. Y digo peligroso por no decir catastrófico porque en el momento en que matamos a Montesquieu, estamos matando todo el rigor de la justicia, y una justicia que no tiene rigor y no es equitativa, sencillamente NO es justicia.

Bien es cierto que para pequeñas minucias del tipo la vecina del 3º A demanda a la Mari Puri del 4º D porque hace ruidos por la noche y no la dejan dormir, o pijadas por el estilo, la importancia del asunto es taaaaaan nimia que apenas si se va a notar.

Pero de ahí en adelante, en un país como España, donde los partidos de derechas, de izquierdas, del centro y del p`adentro están T-O-D-O-S y C-A-D-A U-N-O de ellos imputados en gravísimos casos de corrupción y que el dinero no huele, como bien decían los romanos (recuérdese que en caso de las tarjetas black estaba metido el PP, el PSOE, la patronas, los sindicatos, el que barría la oficina, y un señor de Murcia; para repartirse las perras NO discrepan tanto como hacen ver por los medios de (des)información al público, al parecer), es de vital importancia que para evitar el SAQUEO NACIONAL A MANOS LLENAS que se lleva cometiendo por parte de la clase política (que ni tiene clase ni sabe de política) y que REPERCUTE en TODOS Y CADA UNO de nosotros, españolitos currelas de a pie de calle, como digo, es de vital importancia que los jueces y fiscales no sean amiguetes de, conocidos de, familiares de, etc., porque luego pasa lo que pasa (lo de la sra. Nuñez Bolaños en el caso de los ERE de Andalucía me lo voy a callar, porque al ser mujer su señoría saltarán en seguida con lo de machista retrógrado que ya me lo tengo muy oído, aunque sinceramente por un oído me entra y por el otro me sale; o más cercano a Vd. y a mí, como aragoneses que somos, la actuación de los fiscales en el caso PLAZA, en los que dejaron que se fuese de rositas hasta el tato, alegando que «preferían recuperar parte de lo extraviado antes que una vendetta particular»; pero que revancha ni que ocho cuartos, si han pagado cinco céntimos cada uno y ya están todos en sus casas, leñe, ¿qué seriedad es esta, pues?).

Y si no se cambia la mentalidad y se exige verdadera igualdad, mérito, capacidad y sobre todo, transparencia a jueces y fiscales en el tema de las oposiciones, así como un seguimiento masivo de sus actuaciones profesionales una vez las hayan aprobado (dado que nunca he creído que el sacar un examen te exima de buena praxis durante el resto de los 35 o 40 años de vida profesional que le queden a uno por delante, lo cual es aplicable a una inmensísima mayoría de los funcionarios pasados, presentes y mucho me temo que también de los que han de llegar en el futuro).

Pero resulta que si no es por gente muy valiente como usted que se atreven a hablar de estos problemas sin tapujos y abiertamente, resulta que aquí todo quisque calla o mira para otro lado o ya se solucionará el problema solo.

Yo mismamente, cada vez que intento sacar un tema de estos en mi casa, se me giran todos los que hay sentados a la mesa con cara de circunstancias y me empiezan con lo de: «No nos des la comida», «Tú solo no vas a cambiar nada», «Estas paranoico», etc., y claro, queda una sensación de aislamiento el pensar que ni con tu familia más cercana puedes hablar de ciertos temas que cuando me encuentro con alguien como usted que describe la situación tal y como es y lo hace sencilla y claramente para que todo el mundo lo entienda, para mí es como encontrar un tesoro (por lo menos ya sé que, con que halla una sola persona en el mundo que vea las cosas y las analice y las critique como yo, es que no me he vuelto majara perdido y veo fantasmas donde no los hay, como me espetan a la cara siempre que rozo ligeramente alguna de las cuestiones anteriores).

En fin, que me enrollo como las persianas. Solamente quería escribirle porque de verdad que le admiro como profesional y como columnista, y que el hecho de haber encontrado sus escritos me ha ayudado mucho psicológica y emocionalmente puesto que así me siento un poco menos solo con estos devaneos de cabeza que me llevo al ver que se incumple la ley tan descaradamente por la propia administración pública que se supone debería velar por el cumplimiento de la misma, y que sucede no solo en los escalafones más bajos, sino que llega hasta la magistratura y la fiscalía (la cúspide de la responsabilidad legal de una nación de pro).

Lamento mucho haberle robado un tiempo que seguro le escasea como abogado, y por favor reciba mi agradecimiento profundo y mi más sincero, cálido y cordial saludo.

Atentamente.

Publicado en El Correo de Madrid (22/09/2019)

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