Confieso que nunca tuve clara la condena a don Ismael Álvarez, tanto por las particulares circunstancias del caso –fines de semana en lujosos hoteles de un cincuentón rico, creo que divorciado, con una señorita de 24 años, licenciada universitaria, y que se supone sabía lo que hacía-, etc., y más cuando de los tres magistrados […]