La Reforma de la Administración genera más burocracia


Doña Soraya Sáenz de Santamaría Antón ha parido un Subsecretario. Me explico, no es el hijo o hija que tiene, seguramente llamado a tal altos destinos en su día, sino a la burocracia que ha generado con su descafeinada reforma de la Administración. Como decía Lampedusa, hay que hacer ver que todo cambia, para que nada cambie…

El BOE del 22 de junio nos informa de la creación de la “Oficina para la ejecución de la reforma de la Administración”, a cuyo frente, faltaría más, se coloca un Director, que “tiene rango de Subsecretario”.

Este nuevo Subsecretario –ya ven que se trataba de ahorrar, no de crear nuevos cargos-, “asistirá a las reuniones de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios cuando así lo disponga su Presidente”.

La oficina nace con vocación de permanencia, como cualquier organismo administrativo que se precie. Nada de reformar por reformar. Se trata de institucionalizar la reforma, de dotarla de contenido, de crear puestos de funcionarios dedicados a la reforma, como otros se dedican a la enseñanza o a la sanidad. Así elaborará trimestralmente informes sobre la cosa –es decir las reformas-, convocará y presidirá reuniones, velará por el cumplimiento del calendario de ejecución de las medidas incluidas en el informe de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas y, si hace falta, se reformará a si misma. Por reformas que no quede.

Al fin y al cabo, se trata de hacer ver que se hacen reformas, aunque luego no se haga nada, pero una mentira repetida cien veces se convierte en una verdad, como decía Lenin, que por lo visto tiene muchos seguidores en el gobierno del PP.

Y puestos a hacer cosas raras, se busca la cuadratura del círculo: “La creación de la Oficina para la ejecución de la reforma de la Administración no supone incremento del gasto público, y los gastos derivados de su funcionamiento se imputarán al presupuesto de gasto del Ministerio de la Presidencia al que se adscribe”.

Y respecto al personal, locales, etc., donde desarrollar su no labor reformadora, ningún problema: “La Oficina…contará con medios personales, técnicos y presupuestarios suficientes para el ejercicio de sus funciones. A estos efectos, los medios personales se le asignarán, en todo caso, mediante redistribución de efectivos o mediante adscripción temporal de puestos de trabajo procedentes de cualquier Ministerio, entidad u organismo”. Total que más da, si ministerios, entidades y organismos es lo que sobran, y no digamos funcionarios y enchufados en general…

Sorayita, ¿de verdad crees que los españoles somos tan tontos como para creernos tus patrañas?

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